Una forma diferente de celebrar San Valentín fue ver Dido y Aeneas de Purcell. Lo hacían en la iglesia de Drongen no lejos de Gante. Primero fue el Concierto para Flauta Dulce en C de Vivaldi y luego la opera barroca.
Sí era flauta dulce, de la que tocábamos en la escuela pero en versión contralto. Y bastante más difícil, por cierto.
La orquesta y el coro era la formación de Canta Ludens, compuesto por lugareños talentosos que hacen estas cosas. Sonaban estupendamente. En realidad no sé si eran todos lugareños, pero el coro es de Drongen.
Cuando terminó, desués de aplaudir, nos fuimos por café y panqueques con azúcar. Tendría que enseñarles que con dulce de leche son más ricos.