Los frescos son asombrosos, pintados a mediados del siglo XIII sobre otros más antiguos. La pequeña iglesia es única y testimonia el arte medieval en el este europeo hace poco menos de 800 años.
Algunos de los retratos pintados sobre la escayola son increíbles, asombrosos para la época, sobre todo si tenemos en cuenta que Giotto no había nacido aún... la dinámica de las imágenes, la espiritualidad, los colores, los detalles... aqui incluyo algunas las fotografías, pero pierden mucho, sirven solamente como indicio.
Si alguna vez pisan suelo búlgaro, no dejen de visitar este pequeño santuario. Es conmovedor.