sábado, 30 de diciembre de 2006

Mis deseos para este año: 2007

qué deseo para el este año 2007:
- que todos tengamos paz y tranquilidad y podamos dormir bien, sin problemas de conciencia
- que mantengamos la salud y mejoremos nuestro estado físico: caminando, corriendo, andando en bici, practicando algún deporte
- que sea un año próspero para todos
- que sea un año pacífico y que nuestros dirigentes (los tuyos y los míos) dejen de hacer locuras con nuestro dinero
- que sea un año pacífico y que nuestros dirigentes (los tuyos y los míos) dejen de sumarse con nuestro dinero a las locuras que hacen otros dirigentes
- que no haya más darfoures - llevan ya 400 mil muertos y suman 10 mil más por mes
www.sauverledarfour.org
- que no haya más políticos indiferentes
- que no haya más darfoures, que hoy vive la más urgente crisis alimentaria
www.solidarites.org
- que no permitamos que haya niños que mueran de hambre
- que no haya atentados terroristas
- que no haya más atentados medioambientales
- que no haya más darfoures http://www.urgencedarfour.org/
- que contribuyamos entre todos a bajar la temperatura global (tu empresa, mi empresa, nuestros respectivos gobiernos)
- que se encuentren las curas para el cáncer y el sida y que su distribución sea gratuita y eficiente

A todos les deseo un excelente año y que podamos hacer algo para que este mundo sea un mejor lugar y que no haya más darfoures.


martes, 26 de diciembre de 2006

Navidad en familia

Nada mejor que pasar la Navidad en familia.
Viviendo lejos es como darse un chapuzón en un cariño incondicional.
También sirve para constatar como nos vamos poniendo mayores año tras año, como crecen los niños, como mis sobrinas ya son mujeres y la menor, que tiene solo dos años, ya habla como un loro incorporando todas las palabras y frases que le llaman la atención.
Una pasada.

sábado, 23 de diciembre de 2006

La tele en Navidad 3: Un escalofrío de oro

Sigo viendo la tele.
Acabo de ver asomar a las Trillizas de Oro en el mismo programa en que entrevistan a Papá Noel. Pensé que habían muerto ya.

Están igual de rubias que antes pero más lacias, un poco más arrugadas y vestidas con brillos.
Las invitaron a participar en el programa por haber sido el coro de Julio Iglesias durante un tiempo.

Cuentan cómo es la Navidad en Argentina: con mucho calor, mangas cortas, nada de pavo o muchas caloría, todo muy fresco, todo muy lechuga, tomate, ¿viste? Bueno, María Emilia, pero carne también comemos! Ah, sí, me toca a mí preparar la carne, ¿verdad?. Es que si con ese calor comés las pasas y las nueces al otro día te internan, ¿viste? demasiadas calorías. Y lo que sobra lo guardamos para el otro día así nadie cocina y nos pasamos el día en la piscina ¿viste?

Cantan a capella “Los juguetes y los niños” en el programa, ¿viste? y dicen que en la Navidad cantan esa canción todos juntos, en familia, ¿viste?, que son más de cincuenta cuando se reúnen.

Después cuentan intimidades de Julio Iglesias de la época en que le hacían los coros, cuantos polvos al dia, cuantas subían, cuántas bajaban, por suerte viajábamos con papá, dice una.
Dan también su opinión sobre el divorcio de Iglesias y la Presley y la receta criolla para mantener un matrimonio funcionando durante mucho tiempo.

Al final cantan otra vez.
Ahora “Noche de Paz”.
El público aplaude.
El presentador las interrumpe antes de que terminen.
Ellas se van.

La tele en Navidad 2: ¡Qué fuerte!

Sigo mirando tele.
El léxico de los personajes televisivos es muy muy muy limitado y todo augura que será peor en el futuro.
Por ejemplo todo lo relativo a Navidad es “mágico”, un momento especial es mágico, la cena de Navidad es mágica, la lotería es mágica, los regalos son mágicos, la emoción es mágica, los niños son mágicos. Todo se referencia como “mágico” y en lo que llevo viendo de la tarde todos los presentadores hoy han utilizado al menos 10 veces esa palabra.
Hace unos días tuve el extraño privilegio de ver el último programa de Gran Hermano 8.
Las dos finalistas competían por 300 mil euros y repitieron permanentemente durante casi una hora la expresión: –¡Qué fuerte!
A veces esas repeticiones se iban intercalando con otra frase que dijo una de las niñas que salió al jardín con su neceser en la mano. Quedaba algo así:
- ¡Qué fuerte tía!
- ¡Sí, que fuerte!
- Recuérdame que me lleve el neceser que dejé ahí arriba. No puedo salir de la casa sin mi neceser.
- Sí, claro. ¡Qué fuerte!
- ¡Sí, qué fuerte, tía! Hazme acordar que coja el neceser
- Claro, claro. ¡Qué fuerte!
- ¡Sí, qué fuerte! No puedo salir de la casa sin mi neceser.
- ¡Ay, que fuerte!
Y así, todo el tiempo.
Cuando la ganadora se quedó sola en la casa y su compañera se llevó el neceser, el diálogo se convirtió entonces en un monólogo conmovedor: ¡Qué fuerte! ¡Sí, que fuerte!¡Ay, qué fuerte!¡Sí, qué fuerte! ¡Qué fuerte! ¡Ay, qué fuerte!.
Por suerte, un rato más tarde, los productores hicieron aparecer al perro “Gordito” (propiedad de la ganadora) dando lugar a un monologo dirigido al perro y a las cámaras con las reiteraciones: ¡Qué fuerte! y ¡Ay mi Gordito!, ¡Qué gordo estás Gordito!,
Gordito, por suerte, no hablaba.

La tele en Navidad 1: ¿Ahora Santa Claus es solo Claus?

Pues no sé que decir. A veces me pongo un titulo e intento escribir sobre ese tema. En este caso, la tele en navidad. Estoy en casa de la abuela, hace frío y las posibilidades de salir no son muchas.
La tele está siempre encendida. Yo me enfrasco en mi mundo, leo el periódico,
los libros que me traje, escribo, jugamos a las cartas, pero la tele es omnipresente. Eso hace que mi atención caiga de vez en cuando en esos presentadores y presentadoras tan graciosos, en esas producciones tan espeluznantes, en el marujeo de todos los colores que impregna la televisión en España.


En esta bonita zona de Laponia -dice el locutor- vive Papá Noel.


La imagen es una estepa blanca con cuatro arbolitos pelados por el frío y dos o tres renos que resisten el viento.

Que bonita es Laponia, ¿verdad? Sobre todo acogedora.

Mientras escribo este párrafo escucho que Papá Noel le dice a los niños que su casa queda encima de los acantilados, donde vive con Mamá Noel que le prepara pasteles de carne. Me llama mucho la atención:

La primera reflexión es geográfica: En Laponia, en Rovaniemi, estepa y círculo polar ártico ¿dónde hay acantilados?
La segunda es ¿de dónde salió Mamá Noel?

¿Es un nuevo invento católico para que los chicos no saquen conclusiones tales como que Papá Noel es solterón empedernido, o que es gay y Pedro el negro su pareja de siempre, o bien que es un zoófilo que convive con su famoso reno Rudolf? ¿Intentará la Iglesia casar a todos su santoral? ¿O será que Santa Claus ha dejado de ser Santo para convertirse en padre de familia? ¿Papá Noel y Mamá Noel tendrán Noelitos y Noelitas?


Un niño pregunta: -¿A los muertos también les llevas juguetes?
Papá Noel le responde: -A los muertos no les llevo porque ya no les hacen falta.

viernes, 22 de diciembre de 2006

Un sueño soñaba anoche

Una de las cosas que ansiaba hacer en Buenas Aires pero no pude, era comer pastas frescas de esas que hacen en mi barrio. Tanto lío, tanta gente y tan poco tiempo hizo que mis ganas de comer pastas quedasen relegadas a la lista de cosas menos importantes pero… cuidado con el subconsciente hambriento que todos llevamos dentro.
Anoche soñé que entraba en la fábrica de pastas frescas La Juvenil, de la Avenida Santa Fe y que tenía que comprar algo para comer. En el sueño solo me quedaba un día en Buenos Aires y una sola oportunidad para comer: podía comprar solamente una cosa.
Este sueño o pesadilla gastronómica me produjo una profunda inquietud.
Me debatía entre las sábanas ¿Qué elegir? ¿las insuperables lasagnas de La Juvenil? ¿Sus canelloni hechos con masa de crêpes? ¿Los sorrentinos? ¿Los tortelloni de hongos o los de mozzarella y nueces?
Una verdadera desesperación, donde mi abuelita me preguntaba entre mis oleadas de angustia, ¿Nando que querés comer? (así me llama siempre la abuela, con el nombre de mi hermano). Y yo, frente al mostrador, quería comerme todo pero tenía que elegir solamente una de las mil alternativas.
En el sueño había también una degustación: probaba unos ravioli rellenos de espinacas con una salsa que sabía a nueces, pero que no me gustaban demasiado.
¿Qué elegir?
Finalmente me desperté, con el complicado dilema sin resolver, sonriendo y sabiendo que finalmente me hubiera inclinado a comprar las lasagnas.
Para los que alguna vez visiten Buenos Aires y tengan un apartamento o tengan amigos que visitar o tengan la oportunidad de cocinar: Avenida Santa Fe entre Coronel Díaz y Bulnes, tienda de pastas frescas La Juvenil: prueben la lasagna rellena con ricota, mozzarella y jamón, con un poco de fileto y salsa blanca. Es infinitamente superior a esta cosa cuadrada e indefinida que llaman lasagna y sirven a lo largo y ancho de los comederos de Europa. Esta versión de la lasagna es tan pero tan buena que luego se os aparecerá en sueños.

www.la-juvenil.com.ar

miércoles, 20 de diciembre de 2006

Navidad en Bruselas

Esta noche, tomando una cerveza con unos compañeros de oficina, cai en cuenta que esta es la cuarta Navidad que paso en Bruselas. Y la primera en la que hago fotos.
Aqui está la Navidad bruselense, que ya se comienza a sentir los últimos días de noviembre, cuando comienza el tiempo más desapacible, afloran las bufandas y los gorros y toda la ciudad comienza a vestirse con luces, velas, abetos y esas cosas.
Hace años (o al menos desde mi primera Navidad) montan en el centro lo que se anuncia como Plaisirs d´Hiver o Winter Pret: decoran la Grand Place donde por la noche tiene lugar un show de luces y música, montan los mercadillos de navidad en casetas de madera, una pista de patinaje sobre hielo al lado de St. Katherine y varios carrouseles (calesitas, tiovivos, merry-go-round) bastante atípicos, tanto que alguno parece salido de una película de Tim Burton.

Webs: en neerlandés, francés o inglés: www.winterpret.be / www.plaisirsdhiver.be
Tanto espiritu navideño, tantas lucecitas y tanto frío hacen que el clima se preste para tomar el famoso vino caliente (Gluhwijn-en Nederlands o Glühwein-en alemán). Por no ir más lejos, anoche, con solo 2º C en los termómetros (eso no es tan frío) fui a ver las luces en la Grand Place y me tomé un vinito. Estar un tiempo quieto, de pie hace que las extremidades se te empiecen a convertir en mármol.
Y ya que estamos aprovecho para enviarles un abrazo desde Bruselas a todos los que estén muy lejos y no tanto y desearles que pasen una bonita Navidad junto a aquellos que más quieren.

jueves, 14 de diciembre de 2006

En las nubes con las rumbas!!!!

Vuelo de regreso de Buenos Aires a Madrid.

El tiempo pasa más despacio cuando estás volando: dormí, me desperté, volví a dormir, vi The Lake House sin sonido, me volvi a dormir. En algún momento se hizo de día. El ruido me despertó. Tenía hambre.

Por los pasillos avanzaban sendos carros repartiendo una caja con un desayuno dentro. Yogur Ilolay, un minibocadillo de jamón y queso, jugo de naranja y...

...

...

UN PAQUETE DE RUMBA!!!!!!
Que emoción, fue una alegría inesperada, esos sabores de toda la vida, la escuela, el colegio, las meriendas... aunque los 90 trajeron las Oreo, las Rumba me acompañaron toda la vida.
Me lo comí todo, una Rumba tras otra.

No sé por qué en el trayecto de Tenerife a Madrid nos dieron otro desayuno de esos. Obviamente el paquete de Rumba está conmigo en Bruselas, esperando una ocasión adecuada para celebrarlo.

miércoles, 13 de diciembre de 2006

Buenos Aires 7: verano porteño, surrealismo mediático

Verano porteño, 34º, 90% humedad
Las gotas de sudor te bajan por la piel aunque estés inmóvil.
Estoy en un noveno piso, atrapado. No hay electricidad. En la penumbra no funciona el ascensor, solo las luces de emergencia.
Tengo que viajar, la maleta pesa más bajándola 9 pisos por la escalera.
El sudor me la hace resbalar de las manos. La escalera es incómoda, verde.
De la ducha apenas salen algunas gotas marrones. Tampoco hay agua.
La bomba que la empuja hasta el cielo tampoco funciona.
Tengo que buscar un plan B. El viaje durará más de 12 horas.
Me voy a otra casa, me prestan la higiene, leo el diario en el coche, la edición de Clarín dice que el gobierno activó la central nuclear Atucha y que gracias a esta acción del gobierno se pudo superar el pico de consumo energético que genera la ola de calor. Clarín dice que no hay cortes de luz.
Golpeé la puerta del taxi con los nudillos para comprobar que era real.
Me di un pellizco.
Tenía la sensación de estar inmerso en un 1984 tropical.

Buenos Aires 6: imágenes queridas


martes, 12 de diciembre de 2006

Buenos Aires 5: la dieta de lo que no hay

Mi dieta en Buenos Aires:
carne, queso cuartirolo, milanesas, radicheta, carne, empanadas, alfajores, pollo arrollado, milanesas, empanadas, radicheta, alfajores, pascualina, facturas, carne, queso cuartirolo, milanesas, carne, empanadas, alfajores, pollo arrollado, milanesas, empanadas, alfajores, pascualina, facturas, carne, queso cuartirolo, milanesas, carne, empanadas, alfajores, pollo arrollado, dije radicheta ya?, milanesas, empanadas, alfajores, pascualina, facturas...

SI, SI, estuve 10 días y me olvide de comer dulce de batata y bizcochitos don Satur!!!!!!! IM-PER-DO-NA-BLE!

Buenos Aires 4: El barrio

Volver al barrio, que fuerte.
Palermo, Charcas cuando se hace boulevard, los cafecitos, el Havanna, el Café Martínez, los restaurantes: Paté, La Farmacia, la heladería Munchi´s... la crema de amarena.
El barrio no ha cambiado mucho. "...Si algo ha cambiado, eso es nosotros..." El portero sigue en el edificio, su hermano sigue en la torre de al lado, la pollería, la verdulería. Casi todo está en su sitio.

La primera mañana de diciembre, caminando por Coronel Díaz, bajo las tipas altas, el sol filtrándose a través de las hojas, la copa frondosa con racimos de flores amarillas. Una gloria porteña, las tipas. Una emoción estar bajo ese sol, en esa calle, esa mañana.

lunes, 11 de diciembre de 2006

Buenos Aires 3: los reencuentros y las cajas

Hay una tensión emocional en todo lo que hago durante estos días.
La felicidad estaba aquí hace unos años, bajo este cielo, entre estas plantas, antes que la acomodara en cajas de cartón y la bajara embalada al sótano.

¿Cómo enfrentarse a esto?

Abro las cajas hoy, las vacío una a una, es necesario decidir qué descartaré o qué llevare conmigo.
El esfuerzo es enorme.
Un alivio saber que cada vez quedan menos cajas por abrir, estoy agotado.

Buenos Aires 2: revisión médica íntima pero colectiva

Esta mañana fui a renovar la licencia de conducir. Estoy un poco aprehensivo a realizar estos trámites en las administraciones públicas. La experiencia puede resultar a veces escalofriante. Pero hoy tuvo su toque de humor.
Fue en la ventanilla 4 - Revisación Física (de los conductores, claro). La gente formaba una fila ordenada. Un cartel con números luminosos se actualizaba cada cierto tiempo indicando el número de consultorio al que debía dirigirse el siguiente en la fila.
Salió un señor, de cara seria, y ante mi sorpresa comenzó a indicarnos a las 10 personas siguientes que pasáramos al número tres.
Hombres, mujeres, edades diversas, algunos con niños, todos al consultorio 3.
- Mantengan el orden, guárdense el lugar-dijo mientras nos hacía pasar al interior del cubículo.
- Muy bien-dijo sentándose frente a un ordenador-, ustedes saben que esta revisión es una cosa íntima pero, debido a las circunstancias, vamos a hacerla colectiva.
Tuve que reprimir la risa, se me cruzó fugazmente alguna imagen de Shortbus. Contuve la pregunta obvia ¿qué circunstancias?

Después fueron cuatro o cinco preguntas al montón: ¿Alguno toma medicamentos como psicotrópicos? ¿Alguien tiene problemas en los brazos? ¿En las piernas? ¿Enfermedades que impidan conducir como la epilepsia?

Y después de 1 minuto terminó la revisión médica íntima, aunque colectiva esta vez debido a las circunstancias que todos conocemos.

jueves, 7 de diciembre de 2006

Buenos Aires 1: espacios vacíos

Es raro volver a Buenos Aires después de tanto tiempo. Los recuerdos estaban ahí, en la cabeza, velados en blanco, espacios vacíos.
El vuelo llegó retrasado y el coche que esperaba me trajo directamente a lo que es mi casa aquí, en el barrio de Palermo.

El viaje era un lienzo en blanco, lavado, resplandeciente en la noche donde se iba redibujando la ciudad: edificios, autopistas, todo lo que alguna vez me fue cotidiano.
Una sensación de brote, de reverdecimiento de la conciencia urbana.

domingo, 3 de diciembre de 2006

Árabes y biberones en vuelos tempranos

Estoy volando hacia Madrid en uno de esos vuelos que salen al amanecer. Como siempre sucede, la tensión o la ansiedad hacen que duermas poco la noche anterior y eso te predispone a tener pesadillas diurnas, alucinaciones alimentadas por la realidad.
He estado pensando estos días, a partir del envenenamiento del espía ruso con un isótopo radiactivo, que pronto revisarán también el nivel de radiaciones en los controles de seguridad de los aeropuertos.
Al principio fueron gérmenes, bacterias e insectos que hacían necesario desinfectar los aviones, o caminar con nuestros zapatos sobre espuma. Después de 11-S fueron algunos elementos de aseo: las punzantes, tijeras, cortaúñas, etc. A bordo se impusieron los cubiertos de plástico.
Este año, a partir de los incidentes de Londres, ya no podremos viajar con líquidos o cremas. Ya no es posible beber tu propia agua.
Regresando de Chipre fue divertido ver a los guardias de seguridad en el aeropuerto de Ámsterdam interrogando a un compatriota que volvía de sus vacaciones en México con tres botellitas de chili, que seguramente serán explosivas para el aparato digestivo, pero poco pueden hacer a un avión.

Todas estas cosas van alimentando un miedo oscuro. Es un temor que nos va entrando a partir de lo cotidiano, como el de esta mañana, cuando me di cuenta que de los 20 pasajeros que subimos a este 737, 8 eran árabes, con sus pasaportes verdes. Dos mujeres solas llevaban niños y biberones. ¿Como evitar el escalofrío?
¿Que hacer cuando quieres usar el lavabo y esperas por 20 minutos y sigue ocupado? Y comienzas a pensar en llamar a alguien de la tripulación para que vea que es lo que pasa, y el lavabo sigue ocupado y finalmente resulta que no hay nadie dentro y que en un avión antiguo puede suceder que el cartel de la puerta no funcione debidamente.