sábado, 23 de diciembre de 2006

La tele en Navidad 2: ¡Qué fuerte!

Sigo mirando tele.
El léxico de los personajes televisivos es muy muy muy limitado y todo augura que será peor en el futuro.
Por ejemplo todo lo relativo a Navidad es “mágico”, un momento especial es mágico, la cena de Navidad es mágica, la lotería es mágica, los regalos son mágicos, la emoción es mágica, los niños son mágicos. Todo se referencia como “mágico” y en lo que llevo viendo de la tarde todos los presentadores hoy han utilizado al menos 10 veces esa palabra.
Hace unos días tuve el extraño privilegio de ver el último programa de Gran Hermano 8.
Las dos finalistas competían por 300 mil euros y repitieron permanentemente durante casi una hora la expresión: –¡Qué fuerte!
A veces esas repeticiones se iban intercalando con otra frase que dijo una de las niñas que salió al jardín con su neceser en la mano. Quedaba algo así:
- ¡Qué fuerte tía!
- ¡Sí, que fuerte!
- Recuérdame que me lleve el neceser que dejé ahí arriba. No puedo salir de la casa sin mi neceser.
- Sí, claro. ¡Qué fuerte!
- ¡Sí, qué fuerte, tía! Hazme acordar que coja el neceser
- Claro, claro. ¡Qué fuerte!
- ¡Sí, qué fuerte! No puedo salir de la casa sin mi neceser.
- ¡Ay, que fuerte!
Y así, todo el tiempo.
Cuando la ganadora se quedó sola en la casa y su compañera se llevó el neceser, el diálogo se convirtió entonces en un monólogo conmovedor: ¡Qué fuerte! ¡Sí, que fuerte!¡Ay, qué fuerte!¡Sí, qué fuerte! ¡Qué fuerte! ¡Ay, qué fuerte!.
Por suerte, un rato más tarde, los productores hicieron aparecer al perro “Gordito” (propiedad de la ganadora) dando lugar a un monologo dirigido al perro y a las cámaras con las reiteraciones: ¡Qué fuerte! y ¡Ay mi Gordito!, ¡Qué gordo estás Gordito!,
Gordito, por suerte, no hablaba.

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