jueves, 17 de enero de 2008

Hablando de transporte en Grenoble

Grenoble en tren.
Voy en TGV a Lyon y desde allí un trencito local.
La ciudad es muy limpia y bonita. La rodean montañas nevadas y el aire es fresco y húmedo como si recién hubiera llovido.
El hotel tiene calefacción central y en las habitaciones enmoquetadas hace demasiado calor. Descubro con horror que las ventanas no se abren, no hay aire fresco. Enciendo el aire acondicionado para combatir el calor que no se soporta ni bajo la ducha. Por la noche el ruido de una cañería, una vibración que hace chirriar los dientes no me deja dormir. Tampoco la noche siguiente. Llamo al conserje, me sugiere apagar el aire acondicionado. El ruido cesa.
Me resigno a dormir en el trópico, aunque me rodeen los Alpes.
Con la conferencia no me queda mucho tiempo para visitar la ciudad, como siempre que se viaja por trabajo, pero visto el centro y un par de parques la sensación es que me gustaría volver algún otro día.

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