sábado, 26 de julio de 2008

El verano tan ansiado

Me costó aceptar que no íbamos a visitar Patagonia.
Mi amiga Maggie se quedaría en La Angostura y nosostros enfilaríamos para el noroeste.
No nos veríamos a pesar de los años, a no ser que ella viajara hacia el norte, a Buenos Aires. En estas tierras vivimos en verano cuando en Argentina es invierno. Aquí estamos casi siempre bajo las nubes y la llovizna, y visitarla Patagonia en nuestras vacaciones de verano nos supondría vivir un año completo bajo nubes y lluvias y frio.
A medida que pasa el tiempo, la piel se va olvidando del sol, de los veranos, del aire libre y se vuelve blanca, traslúcida, casi opalescente. iviendo aquí necesitamos el sol como el aire y cada vez que asoma entre las nubes salimos a caminar, andar en bicicleta o simplemente sentarnos en una terraza bajo el sol, horas al sol con agua, una cerveza o un café.
Me costó aceptar la idea de no visitar Maggie en la Patagonia y rumbear para el noroeste. Pero comencé a entenderlo a ahora, cuando quise describir este verano.

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