Está mañana seguía pensando en Marcelo. Me interesaba saber como estaba. Habían pasado muchos años. Muchos.
Encontré un blog en google con su nombre y una dirección de correo electrónico y tomando el primer café de la mañana envié un mensaje corto diciendo hola, para verificar que la dirección era correcta.
Si tengo que ser franco, no pensé que lo fuera, seguramente se trataba de una cuenta de correo abandonada. Tampoco pensé que Marcelo revisara el correo todos los días o que me fuera a responder.

Esa misma tarde, antes de salir de la oficina revisé mi cuenta personal.
Y ahí estaba.
Asunto: No me lo puedo creer.
Yo tampoco podía creerlo.
Me puso muy contento.
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