El tiempo pasa más despacio cuando estás volando: dormí, me desperté, volví a dormir, vi The Lake House sin sonido, me volvi a dormir. En algún momento se hizo de día. El ruido me despertó. Tenía hambre.
Por los pasillos avanzaban sendos carros repartiendo una caja con un desayuno dentro. Yogur Ilolay, un minibocadillo de jamón y queso, jugo de naranja y...
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UN PAQUETE DE RUMBA!!!!!!
Que emoción, fue una alegría inesperada, esos sabores de toda la vida, la escuela, el colegio, las meriendas... aunque los 90 trajeron las Oreo, las Rumba me acompañaron toda la vida.
Me lo comí todo, una Rumba tras otra.
No sé por qué en el trayecto de Tenerife a Madrid nos dieron otro desayuno de esos. Obviamente el paquete de Rumba está conmigo en Bruselas, esperando una ocasión adecuada para celebrarlo.
1 comentario:
mmmmmmmmmm....rumbas, me encantan..cuantos recuerdos..me das una??
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