sábado, 3 de febrero de 2007

París, otra vez en mi mapa

El jueves pasado tuve que ir a una reunión de trabajo en París, en la École de Mines, al lado de los Jardines de Luxemburgo.
Era simple para mí, solo por el día, supuestamente iba en la mañana con el Thalys y regresaba a Bruselas por la tarde una vez terminada la reunión. Digo simple porque hacía ya más de 10 años que no iba a París y eso que me queda a no más de 1 hora y media de tren.
La última vez que visité París fue un viaje de despedida con mi madre. Ella se moría y nunca había estado en Europa. Vinimos a Paris, contra el presagio de los médicos y aunque ella quería conocer Roma. Creo que terminamos en París porque yo insistí y mi vieja me dio el gusto.

Por ese entonces alquilamos dos estudios cerca de la Place Nation durante varias semanas y caminamos de a poco, en la medida que ella podía, descubriendo esta ciudad maravillosa y de paso a nosotros mismos.
Desde entonces nunca me atreví a regresar, se me habían quedado muchos recuerdos enredados en tan pocas letras.
Y entonces tuve que volver. Esta vez por un poco más que una conexión de tren o de avión o que una reunión en un sótano de la École de Mines. Por causas ajenas, me pidieron que me quedara esa noche en Paris y que al día siguiente viajase a Marsella a cubrir otra reunión de trabajo. Finalmente me quedé las dos noches en Paris, saliendo a la calle justo lo necesario.

La última mañana se hizo literalmente la luz. Amaneció con sol, un cielo azul brillante y dedespejado, una temperatura ideal. Tenía pensado salir del hotel hacia la Gare du Nord pero era imposible resistirse al encanto. Dejé la valija en el hotel y me animé a asomarme a la ciudad que resplandecía bajo ese cielo. Lo hice despacio, con mucho cuidado por si dolía.
Y paso a paso se fue dibujando París bajo el sol y los recuerdos eran cálidos.
Bajé del Metro en el Hotel de Ville y anduve hasta Notre Dame donde cumplí mis rituales de siempre con una alegría asombrosa. Después bajé por la rive gauche hasta el Louvre, de camino tome un café y un croissant en una terraza. Crucé las Tullerias hasta la Place de la Concorde.
Cuantos recuerdos y que bonitos.
Hoy siento que esa ciudad, vedada por tanto tiempo, está otra vez en mi mapa.

5 comentarios:

Alejandro Aguila dijo...

Hola, no se que palabra utilizar, fue fuerte leerlo, claro que.... ya no se que mas escribir, sabrás mis motivos, me reconforta que te animaste, pero en fin.........

un abrazoteeeeeeeeeee

Ma_klu dijo...

WOOOWW..no me contaste esa parte de la historia??..Bueno..me alegro que hayas podido disfrutar de Paris..y que tus recuerdos..se hayan combinado con el aire parisino..y te sintieras a gusto!!TQM

Anónimo dijo...

Que guapo te hayas animado a recorrer Paris. Me alegro mucho. A veces hay cosas que la relacionamos con algo que duele, pero si, con el tiempo, logramos hacer distancia, o no pensar lo tanto podemos recuperarlo, hacerlo nuevamente "nuestro mapa".
Besos

Alvar dijo...

si, costó un poco, pero fue increible y bonito. Una alegria, no sé, una sensación de estar en paz con uno mismo.

Anónimo dijo...

Cuanto me alegro que hoy paris este nuevamente en tu mapa, Cuantos recuerdos, gracias por compartirlo