domingo, 24 de junio de 2007

Paseo por Budapest

A veces cuando duermo la siesta me despierto con el cuerpo pegado a la cama, como si toda fuerza lo hubiera abandonado. Como esta tarde, por ejemplo, después del recorrido por la puszta. Por suerte la noche es fresca y dan ganas de salir y caminar. Vamos hasta el río, el Danubio, que divide la ciudad en dos partes, Buda y Pest. Está oscureciendo y el cielo tiene colores de salmón. Se encienden las luces de los monumentos. Desde el puente vemos el Parlamento, el famoso puente de las cadenas, lo que llaman el castillo real, las barcas de turistas.
Caminamos hasta la ópera, en la esquina del teatro está el bar Callas, como el Petit Colón en Buenos Aires pero más bonito, como el Café de la Paix en París, pero con más espacio. Bebimos cerveza belga bajo los árboles y las estrellas que no se veían.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi marido me tiene prometido: Fin de semana romantico en Budapest! Y si todo sale bien, vamos para las fiestas de San Esteban. Dicen que los fuegos artificiales sobre el Danubio, son espectaculares!